Tras la lectura del texto, diré que Eternamente agradecida✨ por ser feliz sin necesitar lujos a mi alrededor, ni personas tan materialistas, ni verme obligada a beber (socialmente aceptada pero una enfermedad), ni un largo etc. DISFRUTO de las pequeñas cosas, un paseo por el mar, un buen libro, una charla con amigas, sobre todo porque lo elijo, yo decido y tener esa opción ya es mucho. Me entristece que todavía se premie este tipo de comportamientos pero no crítico a quien quiere vivir su vida de ese modo. Entiendo que para ellas, quizás salir a correr un día sería lo mismo que pedirme a mi beber y reír durante toda una noche. Todo es válido si es lo que te llena ✨. Gracias por compartir otros, estilos de vida 💫
Las redes sociales están mostrando irrealidades y dando normalidad a cosas que no lo son. Hacer aquello que te llene el alma, te saque una sonrisa. Paremos eso de que sea la sociedad quien decida por ti lo que debes o no hacer,lo que debe gustarte o no. En mi caso me considero mucho más diurna que nocturna y si soy un bicho raro... Adelante, rara pero auténtica, rara pero honesta conmigo misma. Y lo que digan los demás siempre estará de más ✨Pero entiendo que ser adolescente en estos tiempos es más que complicado. Ánimo 💫
No tiene secreto, he copiado tu comentario, abierto un restack y pegado tu comentario, con link a tu perfil y explicando lo que he hecho.
Creo que es la primera vez que lo hago, pero es que tu comentario me ha gustado, y así puede que alguno de los 10.000 seguidores que tengo se suscriba a tu boletín.
A medida que Internet se saturaba con chicas guapas que publicaban anuncios de todo tipo de marcas y empresas de «it girls», y que empresas como Parade tenían problemas económicos, surgieron dudas sobre la viabilidad del marketing de «it girls». Sin embargo, al mismo tiempo, un modelo similar sigue funcionando muy bien para marcas cuyos márgenes se lo permiten, como Reformation o Sezanne, e incluso marcas de lujo como Miu Miu, Tory Burch y Balenciaga. Y quién sabe, si la junta no hubiera presionado para que Parade creciera de forma explosiva y luego le hubiera cortado el oxígeno de repente cuando el auge del DTC se desaceleró, podría haber salido adelante: con un 10-30 % de los ingresos totales, el programa comunitario de Parade era una máquina de hacer dinero.
De hecho, el marketing de «it girls» sigue siendo tan lucrativo que existe toda una infraestructura para facilitar la relación entre las chicas y las marcas. Cuando una agencia de talentos del centro de Nueva York, No Agency, comenzó como agencia de modelos en 2016, las agencias de modelos más importantes, como IMG, seguían dirigiendo un negocio de modelos tradicional que gestionaba rostros y cuerpos que podían utilizarse en campañas publicitarias y desfiles. La propuesta de No Agency era seleccionar y desarrollar talentos híbridos de las calles del centro de Nueva York: chicas guapas que reparten su tiempo entre las artes, los trabajos corporativos, el modelaje y las publicaciones en línea. Ocho años después, esto ya no suena como una idea novedosa, y las grandes agencias de modelos están bien adaptadas para apoyar a talentos polifacéticos, como Gabbriette (que trabajó con No Agency hasta alrededor de 2020).
¿Puede una verdadera «it girl» ser comercial? ¿No se supone que es diferente a una influencer? Eso es lo que tiendo a pensar cuando miro a chicas como Sofia Richie Grainge y Alex Cooper. Pero, ¿son realmente tan diferentes las mujeres a las que yo pongo en el pedestal de las «it girls», como Sofia Coppola o Bella Hadid? Solo en los dos últimos años, Sofia Coppola finalmente se unió a Instagram y lanzó un kit de ojos, una colaboración de joyería, una cápsula de cachemira, un lanzamiento de Uniqlo y un bálsamo labial con color. Bella Hadid ha estado usando su cuenta para promocionar su marca de fragancias Orebella, entre otras cosas.
¿Y por qué no deberían hacerlo? A estas alturas, la gente del sector entiende que sus cuentas de Instagram son entidades comerciales que existen prácticamente separadas de ellos. La única diferencia entre ellas y otras «it girls», como Rachel Sennott o Ayo Edebiri, que optan por convertir su estatus en acuerdos cinematográficos en lugar de de marca, es que todo el mundo en Internet ve los acuerdos que hacen. Sin embargo, ¿quién sabe lo que ocurre entre bastidores?
Quizá, a medida que los consumidores entren en el “Gran Agotamiento” y dejen de responder al marketing de influencers, el carisma, el talento y la amistad con gente guay sustituirán al número de seguidores como el principal paquete de negocios de las «it girls». Hasta entonces, diversifica tu marca y tus activos de «it girl» y aprovecha el boom de las «it girl» hasta que se acabe. No apostaría todo mi dinero al rojo, pero ¿por qué no aprovechar las cartas de la suerte que te han tocado? Eso, por supuesto, no es un consejo financiero.
Cuando la revista New York Magazine publicó el verano pasado el paquete A Century of the New York 'It' Girl, que catalogaba a las «it girls» de la ciudad a lo largo de las décadas, Raven Smith respondió con un ensayo en el que se preguntaba si el término «it girl» había perdido su significado:
«La cultura ha cambiado. Todos estamos transmitiendo todo el tiempo, famosos en pequeños círculos de amigos y seguidores. Lo que antes se medía en centímetros de columna de Page Six, esas cualidades nebulosas de It son más propensas a calcularse en me gusta. Me pregunto si la idea de una gran It girl está muriendo, desvaneciéndose de la vista como la aurora boreal. A medida que las personas se autopromocionan, a medida que el éxito personal se vuelve cada vez menos atractivo para las masas, no puedo evitar preguntarme: ¿estamos en la era post-It?».
Culturalmente hablando, tal vez. Pero en el ámbito empresarial, la moneda de la «it girl» nunca ha sido tan fuerte. Lo único que deja muy claro el número de la revista New York Magazine es que en la época en que ser coronada como la «it girl» significaba más culturalmente, también era extremadamente fugaz y explotadora económicamente. Dejando de lado casos excepcionales, como el de Chloë Sevigny y Jemima Kirke, ser una celebridad de la ciudad te proporcionaba historias interesantes, prensa y material para una posible autobiografía, pero no se traducía automáticamente en contratos de modelo y ceros en tu cuenta bancaria.
Cuando en 2014-2016 surgió el movimiento Girlboss, las mujeres empezaron no solo a construir marcas personales en línea con un propósito, sino también a posicionar estas marcas para que se dirigieran a otras mujeres en lugar de a hombres. Mientras que la «it girl» más famosa de Internet, Alexis Ren, seguía publicando fotos en bikini (nada malo en ello, por cierto), las «it girls» del centro de Nueva York, Leandra Medine Cohen y Emily Weiss, publicaban atuendos funky de «repelente de hombres» y elaboradas rutinas de preparación de bodas. El movimiento Girlboss no resolvió la desigualdad de género en los negocios, pero mostró claramente qué grupo demográfico gastaba más dinero en línea, y las marcas de todas las categorías se dieron cuenta rápidamente. Ser una «it girl» de Internet se volvió muy lucrativo no solo para las chicas, sino también para todos los que las rodeaban.
Algunas marcas, como Réalisation Par, se convirtieron en sinónimo de marketing de «it girl» o, como ellos lo llaman, «dream girl». Han tenido una asociación continua con Devon Lee Carlson desde 2017 y han vuelto a publicar sin cesar las mismas tres fotos de Jeanne Damas, Alexa Chung y Bella Hadid con sus diminutos vestidos en Instagram. Para cuando decidí derrocharme con uno de sus vestidos de seda en 2021, se les había visto con todo el mundo, desde Kaia Gerber y Nicola Peltz hasta Zoe Kravitz y Emrata. Otras marcas, como Parade, se basaron en una red de micro «it girls», famosas de moda con un pequeño número de seguidores en Internet, hasta que pasaron a fotografiar a Julia Fox y Sydney Sweeney en sus campañas.
Tras la lectura del texto, diré que Eternamente agradecida✨ por ser feliz sin necesitar lujos a mi alrededor, ni personas tan materialistas, ni verme obligada a beber (socialmente aceptada pero una enfermedad), ni un largo etc. DISFRUTO de las pequeñas cosas, un paseo por el mar, un buen libro, una charla con amigas, sobre todo porque lo elijo, yo decido y tener esa opción ya es mucho. Me entristece que todavía se premie este tipo de comportamientos pero no crítico a quien quiere vivir su vida de ese modo. Entiendo que para ellas, quizás salir a correr un día sería lo mismo que pedirme a mi beber y reír durante toda una noche. Todo es válido si es lo que te llena ✨. Gracias por compartir otros, estilos de vida 💫
Muy buen comentario, Sonia.
Esa es la respuesta que me gustaría que me diera mi hija o mi sobrina.
Las redes sociales están mostrando irrealidades y dando normalidad a cosas que no lo son. Hacer aquello que te llene el alma, te saque una sonrisa. Paremos eso de que sea la sociedad quien decida por ti lo que debes o no hacer,lo que debe gustarte o no. En mi caso me considero mucho más diurna que nocturna y si soy un bicho raro... Adelante, rara pero auténtica, rara pero honesta conmigo misma. Y lo que digan los demás siempre estará de más ✨Pero entiendo que ser adolescente en estos tiempos es más que complicado. Ánimo 💫
"En mi caso me considero mucho más diurna que nocturna y si soy un bicho raro... "
Me ocurre igual, pero mis 2 hijas lo contrario, y no hay forma que me acompañen en temas culturales por la mañana.
Gracias por los ánimos, Sonia.
Sonia, puedo hacer una nota de este tu comentario, con link a tu perfil?
Salvador, ya me explicaras eso que has hecho???. Desconocía esta posibilidad ✨
No tiene secreto, he copiado tu comentario, abierto un restack y pegado tu comentario, con link a tu perfil y explicando lo que he hecho.
Creo que es la primera vez que lo hago, pero es que tu comentario me ha gustado, y así puede que alguno de los 10.000 seguidores que tengo se suscriba a tu boletín.
Mil Gracias por enseñarme como hacerlo y además darme visibilidad ✨🤗
Sí, claro.
Hecho:
https://substack.com/@cienciasocial/note/c-106179549
Las "Hot Girls" son capaz de cobrar un pastizal
Pero dañan su "dignidad y amor propio"
Cierto !!! Pero en alcohol y vestidos …
A medida que Internet se saturaba con chicas guapas que publicaban anuncios de todo tipo de marcas y empresas de «it girls», y que empresas como Parade tenían problemas económicos, surgieron dudas sobre la viabilidad del marketing de «it girls». Sin embargo, al mismo tiempo, un modelo similar sigue funcionando muy bien para marcas cuyos márgenes se lo permiten, como Reformation o Sezanne, e incluso marcas de lujo como Miu Miu, Tory Burch y Balenciaga. Y quién sabe, si la junta no hubiera presionado para que Parade creciera de forma explosiva y luego le hubiera cortado el oxígeno de repente cuando el auge del DTC se desaceleró, podría haber salido adelante: con un 10-30 % de los ingresos totales, el programa comunitario de Parade era una máquina de hacer dinero.
De hecho, el marketing de «it girls» sigue siendo tan lucrativo que existe toda una infraestructura para facilitar la relación entre las chicas y las marcas. Cuando una agencia de talentos del centro de Nueva York, No Agency, comenzó como agencia de modelos en 2016, las agencias de modelos más importantes, como IMG, seguían dirigiendo un negocio de modelos tradicional que gestionaba rostros y cuerpos que podían utilizarse en campañas publicitarias y desfiles. La propuesta de No Agency era seleccionar y desarrollar talentos híbridos de las calles del centro de Nueva York: chicas guapas que reparten su tiempo entre las artes, los trabajos corporativos, el modelaje y las publicaciones en línea. Ocho años después, esto ya no suena como una idea novedosa, y las grandes agencias de modelos están bien adaptadas para apoyar a talentos polifacéticos, como Gabbriette (que trabajó con No Agency hasta alrededor de 2020).
¿Puede una verdadera «it girl» ser comercial? ¿No se supone que es diferente a una influencer? Eso es lo que tiendo a pensar cuando miro a chicas como Sofia Richie Grainge y Alex Cooper. Pero, ¿son realmente tan diferentes las mujeres a las que yo pongo en el pedestal de las «it girls», como Sofia Coppola o Bella Hadid? Solo en los dos últimos años, Sofia Coppola finalmente se unió a Instagram y lanzó un kit de ojos, una colaboración de joyería, una cápsula de cachemira, un lanzamiento de Uniqlo y un bálsamo labial con color. Bella Hadid ha estado usando su cuenta para promocionar su marca de fragancias Orebella, entre otras cosas.
¿Y por qué no deberían hacerlo? A estas alturas, la gente del sector entiende que sus cuentas de Instagram son entidades comerciales que existen prácticamente separadas de ellos. La única diferencia entre ellas y otras «it girls», como Rachel Sennott o Ayo Edebiri, que optan por convertir su estatus en acuerdos cinematográficos en lugar de de marca, es que todo el mundo en Internet ve los acuerdos que hacen. Sin embargo, ¿quién sabe lo que ocurre entre bastidores?
Quizá, a medida que los consumidores entren en el “Gran Agotamiento” y dejen de responder al marketing de influencers, el carisma, el talento y la amistad con gente guay sustituirán al número de seguidores como el principal paquete de negocios de las «it girls». Hasta entonces, diversifica tu marca y tus activos de «it girl» y aprovecha el boom de las «it girl» hasta que se acabe. No apostaría todo mi dinero al rojo, pero ¿por qué no aprovechar las cartas de la suerte que te han tocado? Eso, por supuesto, no es un consejo financiero.
Cuando la revista New York Magazine publicó el verano pasado el paquete A Century of the New York 'It' Girl, que catalogaba a las «it girls» de la ciudad a lo largo de las décadas, Raven Smith respondió con un ensayo en el que se preguntaba si el término «it girl» había perdido su significado:
«La cultura ha cambiado. Todos estamos transmitiendo todo el tiempo, famosos en pequeños círculos de amigos y seguidores. Lo que antes se medía en centímetros de columna de Page Six, esas cualidades nebulosas de It son más propensas a calcularse en me gusta. Me pregunto si la idea de una gran It girl está muriendo, desvaneciéndose de la vista como la aurora boreal. A medida que las personas se autopromocionan, a medida que el éxito personal se vuelve cada vez menos atractivo para las masas, no puedo evitar preguntarme: ¿estamos en la era post-It?».
Culturalmente hablando, tal vez. Pero en el ámbito empresarial, la moneda de la «it girl» nunca ha sido tan fuerte. Lo único que deja muy claro el número de la revista New York Magazine es que en la época en que ser coronada como la «it girl» significaba más culturalmente, también era extremadamente fugaz y explotadora económicamente. Dejando de lado casos excepcionales, como el de Chloë Sevigny y Jemima Kirke, ser una celebridad de la ciudad te proporcionaba historias interesantes, prensa y material para una posible autobiografía, pero no se traducía automáticamente en contratos de modelo y ceros en tu cuenta bancaria.
Cuando en 2014-2016 surgió el movimiento Girlboss, las mujeres empezaron no solo a construir marcas personales en línea con un propósito, sino también a posicionar estas marcas para que se dirigieran a otras mujeres en lugar de a hombres. Mientras que la «it girl» más famosa de Internet, Alexis Ren, seguía publicando fotos en bikini (nada malo en ello, por cierto), las «it girls» del centro de Nueva York, Leandra Medine Cohen y Emily Weiss, publicaban atuendos funky de «repelente de hombres» y elaboradas rutinas de preparación de bodas. El movimiento Girlboss no resolvió la desigualdad de género en los negocios, pero mostró claramente qué grupo demográfico gastaba más dinero en línea, y las marcas de todas las categorías se dieron cuenta rápidamente. Ser una «it girl» de Internet se volvió muy lucrativo no solo para las chicas, sino también para todos los que las rodeaban.
Algunas marcas, como Réalisation Par, se convirtieron en sinónimo de marketing de «it girl» o, como ellos lo llaman, «dream girl». Han tenido una asociación continua con Devon Lee Carlson desde 2017 y han vuelto a publicar sin cesar las mismas tres fotos de Jeanne Damas, Alexa Chung y Bella Hadid con sus diminutos vestidos en Instagram. Para cuando decidí derrocharme con uno de sus vestidos de seda en 2021, se les había visto con todo el mundo, desde Kaia Gerber y Nicola Peltz hasta Zoe Kravitz y Emrata. Otras marcas, como Parade, se basaron en una red de micro «it girls», famosas de moda con un pequeño número de seguidores en Internet, hasta que pasaron a fotografiar a Julia Fox y Sydney Sweeney en sus campañas.